lunes, 9 de junio de 2014

Divertísimo Epic-3 de Junio

Aunque ya hace algunos meses que ando liado con el mundillo del triatlón, sobretodo con conseguir aprender a nadar un poco, no puedo dejar de lado mi perfil runner y el plan que tenía previsto para este fin de semana tengo que confesar que ha rondado la locura.
 
El sábado por la noche llegó una de las citas más esperadas de mi calendario, L'Endimoniada! 18km de montaña nocturna de pura diversión para quien le gusta correr por la montaña y ascendiendo hasta el símbolo de mi club de running, el Vigía de la Coscollada a 450metros.
 
En la cursa participaba junto con muchos de los compañeros de mi club y con Fran, lo cual siempre hace la prueba más divertida. Óscar y Ester también habían venido a animar, aunque en esta ocasión se quedarían en el punto de salida y llegada.
 
Poco después de la salida, en cuanto comenzaron las rampas del torrente de Pomar, el grupo se fue estirando y me quedé solo para el resto de la ascensión, que no era poco. Subimos a la Creu de Montigalá, después hasta la Vallençana y al final hasta el alto de la Coscollada, casi 9K de subida intercalando tramos suaves y otros realmente exigentes... Como me gusta subir! Todavía no tengo muy claro el por qué, pero la verdad es que disfruto mucho y, aunque sufro, siempre me quedo con ganas de volver a aquellas carreras donde la exigencia del ascenso es más grande... bajar ya es otra cosa.
 
Aunque no había tomado referencias de mi tiempo en la edición anterior, cuando hice cumbre sabía que había subido mucho más rápido en esta ocasión. Ahora tocaba el descenso y, a regañadientes encendí el frontal y comencé a dejarme caer por la fuerte pendiente que acababa de coronar. Enseguida entramos en corriols con algunas piedras, después pista ancha para después volver a trialeras, donde justo los que me precedían no tenían frontal y tentaban a la suerte en cada paso, realentizando también el mío. Aunque la verdad es que esto último no me importaba demasiado.
 
Tras un último tramo de subida que se me atragantó un poco, llegaba la bajada más técnica por el cortafuegos de una torre de alta tensión, donde tuve la mala suerte de tener delante a una de las primeras chicas que bajó realmente lenta. Por no molestarla en su buena posición y también debido a mi falta de agilidad en esta disciplina, perdí bastante tiempo aunque también me sirvió para reponer fuerzas.
 
Una vez llegado abajo, quedaban unos 5K para meta, tuve un amago de calambre en los gemelos y me paré unos segundos a estirar bien. El fantasma de lo que sufrí en esos últimos kms el año pasado volvió a mi cabeza, pero la experiencia es un grado y decidí dosificar.
 
Los siguientes kms transcurrieron reservando fuerzas e hidratándome bien en los avituallamientos, tanto que llegué al último km con bastante energía para el esfuerzo realizado. Sin embargo, al ver el alucinante tiempo que marcaba mi crono decidí darme un homenaje y no llegar fundido a meta esta vez. Al girar al paseo marítimo donde se encontraba la línea de meta, Ester, Óscar e Iván junto con los grandes Running Vigía me dieron el último empujón para llegar levitando hasta el arco de meta. 1h44' y pico... 7 minutos mejor que el año pasado! Increíble!
 
A las 2am conseguí acostarme y relajarme después de una noche tan feliz, pero a las 8am ya estaba en pie para cumplir con una palabra. Me tocaba acompañar a mi amigo Carlos a hacer los 10K de la cursa de La Maquinista.
 
A las 9am se dio la salida, aunque no estaba previsto, tuve la suerte de reencontrarme con Darío y con Clau después de algún tiempo, lo cual siempre te alegra la mañana. Ánimo Darío con tu lesión!
 
Carlos llevaba tiempo sin entrenar, pero animado por el desayuno prometido de después, echó coraje y comenzamos a rodar sin ritmo fijo con una cadencia que permitiese sobrevivir a una mañana de calor bastante sofocante.
 
Me sorprendió el radical decremento de participantes en esta carrera desde la edición anterior y que después pude comprobar que ha sido de la mitad (2000participantes en la 10K en 2013 por 1000 en 2014) y, aunque este año variaron el recorrido para sacarlo del polígono y meterlo en la ciudad (un acierto bajo mi punto de vista), está claro que algo han hecho mal.
 
En cuanto a la carrera, me divertí bastante animando a Carlos a no desfallecer y conseguir finalmente superar el reto en algo más de 1h10'. Pero también me lo pasé muy bien disfrutando de un segmento de la carrera donde los corredores interactuan más entre ellos, animándose y dialogando mientras intentan que los kms no se hagan interminables. Muy divertido!

 
Al acabar, como se había firmado en el contrato inicial, nos fuimos a desayunar disfrutando de la terracita de las piscinas de Torribera.
 
Y llegó el lunes, festivo para nosotros, tercer día sin trabajar y tercera carrera: en esta ocasión eran solo 5K para la cursa de las fiestas de Trinitat Vella. Una prueba de barrio, organizada con pocos recursos pero con muy buena voluntad... además, aunque el número de participantes no es muy elevado (puede rondar los 100-120), había una representación de un nivel más que aceptable.
 
La salida, como es tradición, se realiza en una pendiente de subida del parque de la Trinitat Vella. Yo esta vez corría solo y, aunque iba algo cargado de piernas ya, quería hacerlo bien y me puse en segunda línea después de los 'pros'.
 
En cuando la prueba comenzó, los primeros alargaron el grupo, yo me quedé en un segundo segmento, más o menos entre los 20-30 primeros. Pero no tenía ninguna intención de forzar y me asenté en un ritmo bueno para mí. A pesar de que la distancia no era nada inquietante, el perfil de la carrera es muy toboganero y te exprime a cada manzana intercalando subidas y bajadas continuas, de modo que si no conoces la carrera es posible que se te quemen los fusibles a pesar de ser corta. Eso le pasó a algunos de los primeros corredores que me fuí encontrando tirados en el suelo recuperando el aliento.

 
Al final, vuelta al parque de la Trinitat para completar los 5,4kms de sube y bajas en algo más de 23' y firmar un Epic-3 inesperado (ya que hace una semana no tenía previsto correr las tres) pero super divertido.
 
Ahora a volverse a poner el chip de Triatlón y darle caña a la piscina y a la bicicleta... mi rodilla me lo va a agradecer. A entrenar!!!

domingo, 27 de abril de 2014

Mi debut como triatleta, Blanes 2014

Durante toda la semana me pregunté por qué me había precipitado en apuntarme. Apenas había hecho un par de salidas de 20kms con la bici en los últimos años y mi técnica de natación está muy verde en piscina y mucho más con el neopreno en aguas abiertas. Pero ya no había marcha atrás, era la hora de estrenarse en mi nuevo reto,  primera triatlón, la sprint de Blanes.

El día de antes de la prueba, nervioso por la novedad, me puse a preparar todos los bártulos necesarios: bicicleta, portabicis en el coche, casco, gafas, zapatillas para el pedal automático, zapatillas para correr, bañador, camiseta, neopreno, gafas de natación, cinta de velcro para llevar el chip en el tobillo, chip amarillo, garmin y portadorsal.
El gorro de natación me lo darían al recoger el dorsal, pero cogí uno también porqué en la mochila me sobraba una esquinita.

Sin duda, parte del estrés de un triatlón consiste en no dejarte nada en casa... La otra gran parte se sufre cuando llegas al lugar, dos horas antes del inicio, y has de seguir todo el protocolo para dejar todo el material en la zona de transición. Todo esto hizo que cuando realmente íbamos a comenzar a competir, tuviese la impresión de que ya estaba todo hecho y los nervios hubiesen desaparecido.

Ester y Óscar se habían pegado también el madrugón para acompañarme en mi debut, animarme y disfrutar de una mañana de playa. Una vez en Blanes, nos encontramos con mi equipo Vigía, que me ayudaron con todas mis dudas de novato y con Fran que debutaba también en esta historia.

Una hora antes de comenzar, nos sentamos en la playa para ver parte de la prueba de los participantes de la primera ola, después nos cambiamos, nos embutimos en los neoprenos y a probar el agua: Que fría!
Pero eso no sería un problema. Salimos y nos dirigimos al arco de salida. Últimas fotos, nos deseamos suerte y cada uno se ubica en las posiciones del pelotón en función de sus expectativas, yo al final de todo junto con un grupo en que nos mirábamos como diciendo 'es que yo lo de nadar...'.

Tras una corta espera que aproveché para saludar a Ester y Óscar en la arena, sonó la bocina que indicaba la salida. Todos como locos al agua a excepción del grupo de novatos que nos miramos como diciendo 'tú primero'. No tenía ninguna intención de pelearme por un trozo de agua, así que esperé hasta que la cosa se calmó y me lancé. El principio de la natación se me hizo muy incómodo, no nadaba fluido y solo veía a otros nadadores adelantándome por todos lados. Me costó bastante llegar a la primera boya que era la hipotenusa del triángulo que dibujaba el recorrido. Al acercarme a la boya describí un buen arco para evitar chocar con nadie. El siguiente tramo hasta la segunda boya fue cada vez un poquito mejor, tenía más espacio y pude centrarme en corregir mi horrorosa técnica. Al girar en la boya, solo quedaba volver a la orilla, coincidí con un nadador en paralelo y mezclando el espíritu de competición y las buenas sensaciones que tenía, conseguí mantenerle el ritmo y llegar a la orilla por delante. En cuanto toqué la arena con el brazo, brinqué del agua y ya estaba corriendo por la arena mientras saludaba a Ester y me quitaba el neopreno. Fue una gran sorpresa ver lo bien que salí del agua, sin marearme!

Llegué a mi primera transición concentrado en no caer al quitarme el neopreno, prueba superada... aunque el resto de la transición no fue tan memorable: me pongo el casco, las gafas... no! me falta la camiseta! casco fuera, gafas al suelo... calma! camiseta, mierda! no me baja! no baja! no baja! bueno, me pongo el casco, gafas, calcetines, zapatillas y la camiseta como una torera! Después de un largo minuto intentándolo y dando la nota, me rindo y se lo pido a un chico de la organización que se me queda mirando con cara de flipado, pero me ayuda: listo para la bici!

Las tres vueltas del recorrido en bici fueron bastante divertidas, mucho sube y baja, rotondas y cruzándome constantemente con Vigías, Menudos cracks, volaban! La única lástima es que no pude unirme a ningún pelotón para recuperar fuerzas y conseguir ir algo más rápido. Para acabar de arreglarlo, la bicicleta tampoco respondió demasiado bien y tuve algunos problemillas técnicos, pero de todas formas me encantaron las sensaciones.
Al dejar los trastos de ciclismo y calzarme las zapatillas de Running ya solo quedaba el último esfuerzo y además el más sencillo para mí'. Disfruté de los 5k saludando a vigías y familia cada vez que me cruzaba con ellos, pero corriendo a muy bien ritmo y adelantando posiciones... Me sentía genial! En el último kilómetro tenía fuerzas infinitas para haber hecho un tiempazo, pero un amago de rampa en los ísquios me hizo pensármelo mejor. Para acabar de ponerle la guinda al pastel, al entrar en meta me encontré con el aplauso y felicitación de todo mi equipo, de Fran y como no de mis incondicionales Ester y Óscar.

Al final el 404 de la general con 17’17” en natación, 49’32” en ciclismo + transiciones y 21’41” en running para un total de 1h28’30” que no tengo que mejoraré y mucho en las próximas pruebas.





En conclusión, muy contento con la nueva experiencia en todos los sentidos pero ansioso por mejorar en cada uno de los segmentos cada día. La segunda triatlón ya tiene fecha: 1 de Junio, Mataró. Cuánto seré capaz de mejorar en 1 mes? A entrenar!

lunes, 24 de marzo de 2014

Maratón al sol

Estar junto al cartel del 42K dos horas antes del comienzo de la maratón viendo como el día comienza, te causa una sensación especial. Piensas en que la próxima vez que pases por allí, unas cuantas horas después, nada será igual y lo único que importa en ese momento es pactar con el cartel que pase lo que pase, ese instante llegará… porqué eso querrá decir que he vuelto a completar una Maratón, por segunda vez.
 
Conforme llegaba la hora de la salida, la temperatura aumentaba (iba a ser un hándicap seguro), la Plaça Espanya se iba llenando de corredores y mis compañeros de aventuras también hacían acto de presencia. Aunque en la foto de salida seríamos muchos, en carrera compartiría kms con Fran, quien ha entrenado conmigo muchos días aprovechando la hora de comer en el trabajo, y el incansable Jose que se había vuelto a ofrecer para acompañarme hasta después de la primera mitad de la prueba.
Tras apurar hasta el último segundo en los servicios, entramos en el cajón cuando los primeros corredores ya habían comenzado. No había problema, a nosotros todavía nos faltaban 10 minutos para cruzar la línea de salida entre la liebre de 3h45 y la de 4h. Nuestro objetivo era claro: 5’30” por km hasta el final, sin altibajos, reservando al principio para llegar con reservas al final, y poder completar el reto unos pocos minutos por debajo de las 4h.
 
Cruzamos la línea de salida entre serpentinas, encendimos nuestros relojes y mi segunda maratón ya estaba en curso. No estaba nervioso, solo expectante de ver como evolucionaba la carrera y como podía responder a lo que me pidiese… aunque por ahora, solo tocaba mantener el ritmo de forma cómoda y entrar en calor. La espalda me había dado problemas toda la semana y era mi mayor preocupación porqué los primeros kms sentía molestias que fueron menguando a posteori.
Poco después de 3K mi primera grata sorpresa, desde el lateral me gritaron, era Anna, mi jefa, que había madrugado para salir a animar. Detallazo sin duda que me dio ánimos ya desde el inicio.
Los kms fueron cayendo y cuando volvimos a pasar por Plaça Espanya en el 10K todo iba sobre el plan previsto, estábamos cómodos y marcando el ritmo como relojes suizos, así que el largo tramo hacia el norte de la ciudad continuó sin mayor complicaciones que animar a la gente a que animase.
Ahora tocaba el tramo de subida y bajada de Meridiana, tramo que esperaba con ganas para poder saludar a Ester e informarle que todo iba bien… A lo lejos vi los globos naranjas, era la señal, allí estaba! La gran sorpresa fue que no solo estaba ella sino que también estaba Óscar con la camiseta naranja de Vigia Kids y la cara pintaba animando! Desde luego, me animaron muchísimo y es una imagen que nunca olvidaré. Les dí un beso a los dos y reemprendí la marcha con más fuerza que nunca.
Cuando llegamos a la parte más alta de la Meridiana, Fran comenzó a sentirse un poco mal. Le animé a seguir, ahora tocaba el tramo de bajada y era una buena oportunidad para recuperar sensaciones. Cruzamos la línea de la Media Maratón en algo más de 1h57’, estaba bien y más teniendo en cuenta como me encontraba de bien, en cambio Fran no se acababa de recuperar con lo que poco después de 23K decidió aprovechar que su pareja estaba esperándole allí para parar y ver si mejoraba.
Me había quedado solo mucho antes de lo esperado y no me gustaba. A Jose hacía algunos kms que no lo veía, supongo que estaría conversando con algunos corredores conocidos y recién encontrados :). Pensé en positivo y me fui marcando hitos para que los casi 20k que me quedaban por delante no fuesen eternos: el primero era llegar al 26K donde una comitiva de los Vigías habían venido a animar. Sin problemas, llegué al punto de encuentro donde animaban como locos, qué grandes! Los saludé y comencé la subida de Diagonal hasta Glorias donde volví a encontrarme con mi afición naranja y de nuevo con Anna que había bajado también hasta Glorias… llegaba al 30K y los kms ya comenzaban a pesar pero me sentía muy entero, tanto que al llegar al final de Diagonal donde los Vigía volvían a esperarnos, incluso posé para alguna foto J.
El siguiente objetivo era llegar al avituallamiento del 32,5K donde me hidrataría a conciencia, me pondría música y estiraría brevemente los gemelos. Dicho y hecho, el calor empezaba a caer de lo lindo, me puse mi mp3 y retomé el ritmo. La parada me había sentado bien y me mantuve ritmo alegre hasta durante todo el paseo marítimo y hasta cruzar el 35K. Al girar hacia el carrer Pujades tocaba focalizar el próximo objetivo, Arc del Triomf donde volvería a encontrarme con Ester y Óscar. Poco antes de llegar al 36K comencé a notar una sensación de vacío creciente, era normal a estas alturas y después de haber soportado un calor sofocante los últimos 5K, pero no perdí el enfoque de mi objetivo. Crucé el arco y giré hacia Urquinaona pero todavía no veía los globos naranjas, seguí sufriendo ya el temido muro y justo en el 37K me encontré con las sonrisas de Ester y Óscar, era el momento de una parada técnica: unos besos, estiramientos, algo de aquarius y tras un minuto de descanso, retomar la marcha. Tardé poco en darme cuenta que las sensaciones no eran nada buenas, pero era el momento de apretar los dientes y aguantar los 5K finales.
El descenso de Plaça Catalunya a la Catedral no me sirvió de mucho y al recoger agua en el avituallamiento caminé unos segundos. Volví a retomar la marcha y agónicamente luché por cubrir la distancia hasta el 39K… Estaba en la misma situación que un año atrás! 39K y destrozado, aunque esta vez no había problemas musculares, solo agotamiento y mucho calor. Tocaba repensar la estrategia y lo tuve claro: primero, el crono no existe. Segundo, intentar cubrir cada km con unos metros de descanso en cada uno de ellos. Listo, ahora tocaba llegar al 40K.
Con un ritmo indeterminado, llegué a Paralelo y a lo lejos pude ver el 40K, aguanté hasta cruzar la alfombra y a caminar, recuperar el aliento, concienciarse en el siguiente y a correr de nuevo. Ya faltaba poco, pero la sensación de vacío no me permitía hacer más que aguantar el trote a ritmo triste. En el siguiente avituallamiento, cogí agua y powerade pero me obligué a no parar a hidratarme hasta cruzar el 41K.
Poco después del pactado descanso para beber y recuperar algo de fuerzas y a falta del último tramo de Paralel, un reflejo inconsciente me hizo mirar el reloj: 3h56’… No tuve tiempo de pensar antes de ver que había empezado a correr a un ritmo que hacía kms que no podía soportar, algo que escapaba a mi control sacó fuerzas de mi interior y me obligó a dar el último empujón para intentar bajar de las 4h. Si no lo intentaba, no me lo perdonaría! Pocos metros después, una sombra me atacó por la espalda, era mi cuñado Sergio que se había unido a mí en el tramo final para darme fuerzas. Le estoy muy agradecido, aunque el cansancio, el esfuerzo y el calor no me permitían decirle demasiado. También me avisó que mis padres, mi hermana y mi sobrino me esperaban en meta. Empujé todo lo que pude, pero al pasar por mi querido cartel del 42K vi que no sería posible… aun y así, continué hasta la línea de meta para lograr mi MMP de 4h33”, 8 minutos mejor que la del año pasado.
Fue una lástima no ser sub4h por tan poco, pero la verdad es que no tengo ningún reproche a mi carrera: mi paré a saludar a todos los que me vinieron a animar porqué se lo merecían y me llenaron de energía y corriendo me sentí muy bien hasta que el calor me quemó los circuitos. Es posible que en cualquier otro escenario hubiese sido sub 4h, pero desde luego me siento muy orgulloso de mi rendimiento. Quizás haya más ocasiones para superar este tiempo, pero no es algo que me obsesione.
Aunque ya lo he comentado en la crónica, mi más sincero agradecimiento a toda la gente que sacrificó una espléndida mañana de domingo en venir a animar a una panda de tarados entre los que me encuentro, y sobre todo a los míos que fueron sin duda los mejores! J
Desde hace unos meses ya tenía tomada esta decisión, pero una vez completado el reto de la Maratón, se hace oficial: desde YA empiezo con el Triatlón… Una nueva aventura que comienzo con mucha ilusión!!! A aprender y a entrenar!