miércoles, 26 de febrero de 2014

Maratest tras Marasemana

Con Óscar ingresado por una infección de orina y tras una semana bastante dura entre horas de hospital y viajes por trabajo, mi motivación para ir a correr los 30K de la Maratest estaban bajo mínimos. Aún y así, la insistencia de Ester y el ver que Óscar ya estaba muy animado me convencieron para al menos hacer acto de presencia y no tirar a la basura los 20€ de la inscripción.

Llegué bastante temprano al parking del Màgic Badalona, con lo que aparqué fácilmente y pude ir a desayunar tranquilamente antes de encontrarme con los Vigías y algunos compañeros de mi trabajo que también venían en la fase final de nuestra preparación para la maratón que se acerca de forma inminente. Tras los saludos y algunas fotos, hicimos algo de trote antes de comenzar: me encontraba muy cansado, pero obviamente fresco de piernas tras una semana prácticamente sin entrenamientos.

Sin demasiado tiempo para estirar y habiendo saludado a muchos corredores conocidos (lo cual es siempre una alegría), me dirigí a la salida junto con mi compañero de trabajo Fran que sería previsiblemente mi acompañante durante gran parte de la prueba ya que habíamos fijado un ritmo de 5’30”/km al menos hasta el 20K.

Se dio la salida poco después de las 9am y a pesar que la temperatura no era todavía alta, el sol y el cielo raso hacían presagiar que la segunda parte pasaríamos calor. La idea era salir tranquilos para en la segunda mitad de la carrera que cada uno impusiera su ritmo… en mi caso tenía claro que sería ritmo-supervivencia.

Los primeros kms fueron cayendo bastante cómodamente aunque el ritmo estaba más sobre los 5’15” que en lo marcado inicialmente, debido sobre todo a la marea de corredores que te lleva y a la predisposición de Fran a correr más de la cuenta (por eso lo llamo, el Potrillo J). Con esto, hicimos el primer 5K en 26’50” para llegar al paseo marítimo de Badalona.

Poco después comenzamos un tramo de doble sentido donde nos cruzábamos con los corredores que lideraban la prueba. Nos entretuvimos bastante animando a los Vigías y conocidos que íbamos viendo, y completamos los 10K iniciales en algo más de 53’.

De vuelta sobre nuestro pasos, volvimos a entrar en Badalona, esta vez para callejear por la zona centro antes de volver en dirección al Pabellón Olímpico desde donde habíamos salido inicialmente para completar la primera vuelta en 1h20’, con más de 2 minutos de adelanto sobre lo previsto. Comenté a Fran que era momento de dosificar un poco para guardar algo de cara al tramo final de la prueba y estuvo de acuerdo… sin embargo, llegamos al 20K con un parcial de 26’52” en el último 5K que seguía por encima de lo previsto… está claro que nos costaba fijar ritmo y yo tenía claro que me pasaría factura.

Poco después del avituallamiento del 20K, Fran necesitaba evacuar y me dijo que ahora me pillaba, ok! Continué un poco más despacio para esperarle, pero de repente me dio un apretón de campeonato!... necesitaba un lavabo urgente… miré a mi alrededor y vi un club náutico, sin pensarlo corrí hacia el interior sin mirar a los lados y entré por un pasillo lleno de vestuarios hasta que encontré el tesoro que buscaba. Qué alegría más grande!

Volví a la carrera habiendo perdido algunos minutos y algunos gramos de carga, pero con una cara de felicidad notable. Me faltaban 9K y en ese momento tenía claro que los podría superar relativamente bien… Sin embargo, una reacción inesperada me hizo consciente de que podía aumentar el ritmo, nada de 5’30”, haría los últimos 9K por debajo de 5’, y me sentía seguro de poder y disfrutando de cada metro que avanzaba. Además, el aumento de ritmo unido a los minutos perdidos en la parada técnica, me permitieron adelantar a muchos corredores, lo cual sin ser el propósito siempre te da un plus de energía.

Poco antes del 25K ya había enlazado algunos parciales por debajo de 4’50” y sin esperarlo, me encontré con Fran. Se había tomado el gel y la había sentado bastante mal teniendo que parar. Me animó a seguir mientras se recuperaba y seguí adelante.

Tras volver a entrar a Badalona, ya quedaba poco y seguí exprimiendo la máquina para no perder ritmo a pesar que las piernas ya empezaban a quejarse un poco. Quería ver todo lo que podía dar, pero también dedicarle a Óscar el esfuerzo.
 
 
Al final crucé la meta en 2’41’03” con la satisfacción de estar bastante por encima de mis expectativas iniciales, pero con los gemelos casi en la nuca. Tras saludar a algunos Vigías que esperaban en meta y ver como Fran llegaba sabiendo sufrir los últimos kilómetros, me marché de nuevo a Vall d’Hebrón para volver a estar con mi nene que me recibió con una gran sonrisa y un superabrazo. Sin duda el mejor premio del día.

A tres semanas de la maratón, es la primera vez que tengo buenas sensaciones en poder conseguir el reto. Ahora, con Óscar ya en casa, tengo que poner el resto para lograrlo. A entrenar!

lunes, 10 de febrero de 2014

Corre amb l'Apel·les y los Vigías

Aunque en Polinyà ya hice mi primera carrera como Running Vigía, esta podía considerarse mi debut oficial con el equipo: Corre amb l’Apel·les era mi primera prueba de la liga interna del club y además, aunque mi camiseta Vigía todavía está cocinándose, el presi Toni me consiguió una de alquiler para salir ya a defender los colores de la institución.

Aunque la carrera comenzaba a las 10am, poco después de las 9am ya estábamos en el instituto Apel·les recogiendo nuestros dorsales y la repleta bolsa del corredor. Ester se había animado a última hora a apuntarse y así estrenar sus nuevas zapatillas Adidas de montaña, aunque se tratase de una carrera por asfalto. También estaban mis cuñados Sonia y Marco, y junto a muchos más, formábamos la marea Vigía de más de 20 personas… creo que claramente el club con más representación en la carrera.

Tras la foto de familia, nos fuimos hacia la salida, donde cada uno se ubicó en las posiciones que creía más adecuadas a sus objetivos. Yo me puse con un pequeño grupito de Vigías en la parte central, aunque en principio iría solo y después de bastantes carreras me había puesto mi MP3 para que la música me acompañase.
 
Era la primera vez que participaba pero, aunque no conocía el recorrido, había estudiado la altimetría y era consciente de que no era para nada una carrera en llano sino más bien al contrario. Cada una de las dos vueltas tenía forma de U, con fuerte descenso en la primera parte y una subida contundente en la segunda. Y la altimetría no miente… Apenas unos metros después de la salida, giro a la derecha para callejear en suave descenso un par de manzanas y, de repente, una brutal pendiente en línea recta que ponía a prueba las rodillas solo comenzar. Como no podía ser de otra manera, a pesar de la multitud inicial y no salir demasiado acelerado, llegué al 1K en 4’ exactos.

En siguiente tramo transcurría por los caminos de tierra del parque de Can Boixeres, revirando continuamente por los diferentes senderos que a veces te hacían no saber muy bien cuál era el trazado correcto de la carrera. Aún y así, también era una parte rápida con la que llegué al 2K en 4’35” de parcial. A partir de aquí, tocaba recuperar el desnivel concedido. Justo cuando comenzaba el primer ascenso por un pequeño camino de tierra colindante al parque, Álex un compi de los Vigía llegó a mi altura, juntos superamos bastante bien este primer repecho, para llegar a un llano ya en asfalto donde estaba el hito del 3K. 5’09” de parcial, nada mal para lo superado! Pero poco tardamos en encontrarnos el siguiente obstáculo: otra subida, esta vez en asfalto, más larga que al anterior. La subimos a velocidad de crucero, pero yo solo pensaba en que tenía que dosificar bien para que en la segunda vuelta no me dejase KO. Así que llegamos al 4K con un parcial de 5’27” que reflejaba la exigencia del km.
En algunos giros podíamos ver los corredores que teníamos por delante y por detrás, con lo que involuntariamente tenías referencias de lo cerca o lejos que estaban los Vigías más cercanos. Supongo que por la novedad de competir en la Liga Interna del club, esto me motivaba a apretar para que por detrás no se acercasen demasiado… por delante los que había estaban a años luz de mi nivel con lo que tampoco había mucho que hacer.

Al llegar al avituallamiento y cruzar el 5K en 22’20” sabía que había forzado algo por encima de mi nivel, con lo que el primer tramo de bajada dosifiqué un poco para recuperar el aliento. Poco duró la calma porqué al volver a la gran rampa de bajada me tiré en picado alargando la zancada y volcando el cuerpo hacia adelante. Bajé muy rápido y superé a varios corredores que me sacaban 20-30 metros antes de la pendiente para completar el 6K en el punto más bajo en 4’11”.
A pesar de la aceleración, Álex volvió a enlazar rápidamente conmigo y entramos juntos en todo el tramo de virajes del parque. Poco después del 7K comenzó de nuevo el primer tramo de dura subida, me comencé a notar justito, pero me obligué a mí mismo no perder contacto con mi compi Vigía. Sufrí y aguanté, hasta el pequeño respiro que los llevaba al último repecho importante en el 8K. Allí me descolgué un poco, pero sabía que tocaba dosificar en los últimos metros de ascensión para poder correr a buen ritmo el kilómetro final.

Por el crono ya iba viendo km tras km que la prueba sería corta, y así fue, tras mantener un buen ritmo durante la parte final, llegué a meta con algo más de 9,75km en el GPS y un crono de 44’19” totalmente inesperado y que creo que no hubiese logrado de no ser por la compañía de Álex en un buen tramo de la prueba y la competitividad innata de que la prueba puntuase para la Liga interna con compañeros Vigías pisándome los talones J. Había llegado el sexto!
Tras recuperar el aliento, me quedé en meta saludando a los compañeros de equipo que iban llegando hasta que poco después de la 1h5min llegaron Ester y Sonia juntas a meta. El tiempo me sorprendió bastante, ya que Ester está muy lejos de su mejor forma y la prueba no ayudaba demasiado, sin embargo se quedó bastante cerca de su MMP… quizás algo tuvieron que ver su zapatillas nuevas.

Tan pronto llegó, corriendo a por nuestro bocadillo de butifarra y chocolate con Magdalenas. Una mañana ideal y que me deja buen recuerdo de esta carrera que, aunque sencilla y con algunos errores de organización (sobre todo en el trazado), tiene su encanto.
Ahora toca seguir el plan de entrenamiento a apenas 1 mes de la maratón… Las sensaciones son cada vez mejores aunque lejos de ser ideales, pero lo que más me preocupa es el dolor de la rodilla después de cada carrera, y hoy no es una excepción L.