Cuando sonó el despertador no me costó demasiado
despertarme. Llevaba toda la noche inquieto como el que espera la llegada de un
día importante… y sin ser nada especial para el resto del mundo, en parte lo
era.
Después de casi tres meses donde la astrosis de la
rodilla volvió con fuerza tras muchos años dormida, y las lumbares se unieron a
la batalla con la finalidad de hundirme definitivamente, volvía a ponerme tras
la línea de salida para añadir una cursa más a mi lista de retos superados. Mi
estado físico era bastante lamentable: después de tanta inactividad mi nivel
era muy bajo y la rodillera y la faja lumbar compresiva no ayudaban a mejorar
las expectativas. Sin embargo, las ganas eran infinitas y estaba seguro que me
ayudarían a superarme una vez más.
Al llegar a Caldes de Montbui ya se respiraba un
gran ambiente de cursa: como me gusta y como lo echaba de menos! Pero el grado
escaso que marcaba el termómetro me hizo cambiarme con toda tranquilidad dentro
del coche hasta casi la hora de comenzar la carrera.
Unos ligeros estiramientos para confirmar que ni
la rodilla ni la espalda estaban demasiado bien, un par de rectas para desentumecer
las piernas y coger temperatura… y ya estaba en carrera! Me había ubicado a
mitad de pelotón y me sirvió para comenzar sin demasiados percances el trayecto
que callejeaba por el centro del pueblo en dirección a la montaña. Fueron unos
cerca de dos kilómetros entre asfalto y adoquines que me sirvieron para entrar
en calor y ser consciente de que mi objetivo no debía ir más allá que llegar a
meta sin más daños de los que había comenzado.
Al dejar el pueblo continuamos por una carretera
comarcal donde la pendiente se hizo más notoria. Para mí eso no era un
inconveniente: me gusta subir, para la espalda y la rodilla ir más despacio era
una ventaja y además me servía para aguantar un ritmo más parecido al del resto
de corredores que me rodeaban. Sin embargo, poco después enfilamos un tramo de
bajada bastante salvaje en el que tuve que retener mucho la longitud de zancada
para no destrozarme… Genial, tendría que estar toda la carrera siendo casi más
lento bajando que subiendo L… pero pensaba disfrutar igual de mi vuelta!
Justo en el punto en que acababa el descenso de la
carretera, giramos bruscamente a la derecha y comenzó el tramo por pista
forestal con una fuerte pendiente ascendente. El camino, que ya no abandonamos
hasta el 12K, fue siempre bastante ancho con lo que no había problema para
adelantar y ser adelantado. El terreno estaba blando por las lluvias de los días
anteriores, pero prácticamente no había charcos así que se pudo correr muy
bien. Al igual que en el tramo de asfalto, los toboganes se iban sucediendo, y
era gracioso ver como en las subidas alcanzaba a algunos corredores y en cuanto
comenzaban las bajadas me rebasaban a toda velocidad. De todas formas, en
cuanto entré en calor, la limitación en la velocidad de descenso era más por prevención
que por necesidad…
Así que cuando finalizó el tramo que transcurría
por la zona más cerrada del bosque, aproximadamente en el 10K, y vi que el
camino se dirigía de vuelta al pueblo con una pendiente descendente menos
agresiva, decidí subir el ritmo y completé los últimos 3K a una media de 4’30”,
muy buena para mi estado actual de forma. Con lo que crucé meta muy contento de
haber sido capaz de completar 13K de montaña después de tanta inactividad y
algo más de 1h10’ (un crono nada destacable pero mucho mejor de lo esperado la
noche anterior, cuando no tenía en mente ni asistir).
Lo mejor de todo es que
unos días después puedo decir que me encuentro cada día mejor: la espalda ya
está casi recuperada y la rodilla va poco a poco pero espero que continúe
progresando… por lo pronto, este optimismo me ha servido para tomar la
determinación de volver a participar en la maratón de BCN 2014. Esta vez
comienzo mucho peor que el año pasado, pero espero que la constancia en los
entrenamientos y un poco de suerte con las lesiones me permitan llegar con
garantías. A entrenar!!!
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